Salimos como misiles a tomar el micro que nos depositaria lejos, alla cerca de la frontera con Ecuador. Las ultimas dos fuciones en Lima nos dieron como para mantenernos estables, asi que pudimos viajar y dormir como cachorritos, confortables, sucios pero hambrientos cachorros.
Nos alejamos tanto que la perspectiva general del lugar, en pocas horas se habia vuelto un completo desierto, gigantes dunas plantearias murmuraban en la noche: "debemos cubrirlos de arena nada mas o abrirnos camino ante su destino" Esas charlas que solia imaginar en la oscuridad del silencio parecian volverse reales.
Cuando llegamos a Guayaquil aparecimos ante un mundo nuevo. Nos preguntabamos incomodos;
- en cuanto tiempo una persona puede transformarse en raton sin notarlo?
Y era cierto, por que eramos ratones en una cocina indutrial.
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