No son muy cómodos los últimos asientos, pero si te aburrís podés matar un par de moscas y cuando te querés acordar, ya estás dormido, el micro no se cayó por un barranco y ya estás en La Paz (mascando coca, coca triturada, metida en el paladar, bajando por la garganta, con los ojos erectos, pero sin algo frío entre los ojos)
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