Casi como una sombra de la experiencia que nos hace dirijirnos mas alla. La miramos para verla traspasar por nuestra vida. Alguien nos dice que es imposible tocarla, ni siquiera sostenerla.
La suerte esta en verla pasar e imaginar tenerla.
Hoy, nos despedimos del Bunker y tambien de la ciudad en la montaña. El Illimani nos mira obsecuente y gigante, bostezando nuves de tormenta, el trato ha sido visitarlo en alguna otra oportunidad.
Entrada lateral al escenario del Bunker |
Un abrazo rabioso compadre. Te espero por acá arriba, de donde se ve el atlántico y el pacífico. Les consigo un par bares, 50 y 50.
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